lunes, 10 de abril de 2017

«LO QUE DIOS ES CAPAZ DE PERDONAR»

1Jn 3:16Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
3:17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 

31Jn 1:9-10. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 
1:10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.

«LO QUE DIOS ES CAPAZ DE PERDONAR»
por Carlos Rey

En este mensaje tratamos el caso de una mujer que «descargó su conciencia» en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que la citáramos, como sigue:
«No sé si Dios pueda perdonarme. Es mi segundo aborto, y además hace más de un año que he estado engañando a mi marido con un hombre casado. Soy consciente de que eso está mal ante Dios. Por eso es mi pregunta, si Dios puede perdonarme todavía, ya que yo, sabiendo que está mal, lo hice.... Quiero acercarme a Dios, pero me da vergüenza. Siento que no merezco nada de Él, ni siquiera de dirigirme a Él.»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimada amiga:
»Tiene razón. Usted ha hecho cosas muy malas. Con razón se siente avergonzada y está arrepentida. Destruyó dos vidas, quebrantó sus votos nupciales, y ha mentido a fin de encubrirlo todo desde el principio. ¿Podrá, entonces, perdonarla Dios?
»Para dar con la respuesta, debemos investigar a ver qué dice la Biblia al respecto....
»La Biblia dice: “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.”1 Así que Dios nos ama a tal grado que sacrificó a su único Hijo para que pudiéramos recibir el perdón y tener vida eterna. Envió a su Hijo Jesucristo a fin de que naciera sólo para que posteriormente pudiera morir como la paga de los pecados que usted y yo hemos cometido.
»Pero usted cree que lo que ha hecho es más de lo que Dios es capaz de perdonar. Por eso dice el versículo siguiente del mismo texto bíblico que “Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él”.2 A pesar de todos los que pudieran condenarla a usted, Dios envío a Jesucristo para que usted pudiera salvarse de la condenación eterna.
»Al pecado se le ha comparado con el caerse desde un precipicio. Uno no puede caerse un poquito. Una vez que se cae, es hasta el fondo. Cuando uno peca, no hay pecado pequeño, ni mediano ni grande. Cualquiera que haya sido el pecado, necesita el perdón de Dios.
»Sin embargo, no es automático el perdón. El apóstol Juan nos dio estas instrucciones: “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.”3 Cuando usted le pide a Dios en oración en sus propias palabras, la confesión que hace tiene que estar acompañada del arrepentimiento y de la decisión de dejar de engañar a su esposo. Si está sinceramente arrepentida, entonces estará igualmente agradecida al saber que Dios la ha perdonado y le ha dado la oportunidad de volver a comenzar. Y esa gratitud y esa libertad de la culpa le ayudarán a comenzar una vida en la que desea agradar a Dios todos los días.»

sábado, 10 de septiembre de 2016

«OBLIGUÉ A MI NOVIA A QUE ABORTARA»

«OBLIGUÉ A MI NOVIA A QUE ABORTARA»
por Carlos Rey

En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue:
«Cuando estábamos de novios, obligué a mi novia a que abortara. Hace mucho tiempo que nos arrepentimos de esta siniestra decisión, y ahora, después de nueve años, buscamos un hijo y ella no queda embarazada. Todos los [exámenes] médicos [han resultado] bien y no hay ninguna anormalidad en nosotros. Nos preguntamos diariamente si el que ella no quede embarazada es el producto del aborto....
»El vacío y la tristeza por haber abortado son interminables, y parece que la alegría de la vida se alejó de nosotros. Quisiera despertarme cada mañana con alegría. No encuentro deleite en nada. ¡Todo es tan en vano! No tiene sentido la vida sin poder vivirla. ¿Hay acaso una nueva oportunidad, o debemos conformarnos con vivir tristes y esperando hasta que la muerte nos llame a su encuentro?»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimado amigo:
»No deje, todos los días, de darle gracias a Dios que todos los exámenes médicos han comprobado que no hay ninguna anormalidad física en su esposa ni en usted que impida que tengan hijos biológicos. A diferencia de ustedes, centenares de miles de matrimonios han recibido la devastadora noticia que no es posible que conciban hijos.... [Así que] en vez de concentrarse en el hecho negativo de que su esposa aún no ha concebido, despiértese cada día agradecido de que médicamente eso es posible.
»Pero ¿qué del aspecto emocional? Es muy común en quienes han tenido abortos que sientan un gran cargo de conciencia por haber cegado la vida de un hijo. Es posible que ustedes nunca dejen de pensar en ese hijo que pudieron haber tenido. Es saludable que se den el tiempo necesario para llorar la muerte de ese hijo.
»Sin embargo, la culpabilidad y la ansiedad que sienten pudieron haber producido cambios de estilo de vida que hacen que sea más difícil que su esposa quede embarazada. Sin lugar a dudas, la depresión que usted describe también pudiera contribuir a que eso suceda. Ya que nuestras emociones están directamente relacionadas con las sustancias químicas en nuestro cuerpo, esas sustancias tienen efectos secundarios que pueden resultar en desequilibrios físicos y mentales. Los desequilibrios en sí no impiden el embarazo, pero en definitiva hacen que sea más difícil. Dígale a su médico lo que usted ha estado sintiendo. Tal vez él o ella puedan ayudarle a vencer la depresión.
»Muchas personas creen que Dios las está castigando por algo que hicieron en el pasado. Pero, gracias a Dios, están equivocadas. Usted no tiene que recibir el castigo. Cristo lo recibió cuando Él murió en la cruz por los pecados que usted ha cometido. Si le pide que lo perdone, Él lo hará. No le exige ninguna penitencia ni castigo, sino sólo que permita que Él forme parte de su vida diaria y sea su mejor amigo. Cristo puede quitarle todo sentimiento de culpa y darle la alegría que anhela....»

sábado, 11 de junio de 2016

ABORTO POR FALTA DE MORAL Y COBARDÍA.

«POR MI FALTA DE MORAL Y MI COBARDÍA»
Por Carlos Rey.
«Tengo veinte años. Cuando tenía diecisiete años, quedé embarazada de mi primer novio y aborté. Entré en una profunda depresión, reprochándome por mi falta de moral y mi cobardía. Un año después... pedí perdón a Dios, a mi bebé, a mi ex novio, a su madre y a la mía, y me perdoné [a mí misma]. Pero aún sueño con mi bebé, lo imagino a mi lado, pienso en cómo sería hoy... le hablo a mi bebé y le escribo. ¿Eso significa que no me he perdonado aún?»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimada amiga:
»Nos alegra que nos haya contado su caso. Miles de jovencitas han tomado las mismas malas decisiones que tomó usted, y lamentablemente, muchas de ellas, como usted, ahora sufren como resultado de esas decisiones.... Quizá lo que usted ha experimentado ayude [a otra joven] a decidir no correr el riesgo de tener relaciones sexuales con el novio, o tal vez alguna joven que ya está embarazada decida tener al bebé y quedarse con él o permita que lo críe una amorosa familia adoptiva.
»También nos alegra que usted haya recibido el perdón de Dios y el de sus familiares. Ese primer paso es importante. El perdón de ellos significa que usted no tiene que seguir pidiendo perdón. La han perdonado, y punto. Además del perdón, Dios le ofrece paz y fortaleza para afrontar el futuro. Hable con Él mediante la oración cuando la atormenten esos pensamientos. Confíe en Él y en la dirección que le dará para un futuro mejor.
»Sin embargo, tal como usted misma ha dado a entender, una cosa es recibir el perdón, y otra es poder olvidarlo todo. Le será tan difícil olvidar a su bebé como le sería olvidar a cualquier otro niño de su familia. Su bebé vivió y murió, y desde luego que usted siempre lo recordará. Si su criatura hubiera nacido, usted no tendría deseos de olvidarla, ¿verdad? No, usted recordaría con mucho cariño a ese ser querido para siempre. Si bien usted no llegó a ver el rostro de su bebé, sí lo sintió con el corazón, y es imposible olvidar eso.
»Cuanto más trate uno de olvidar algo, más habrá de recordarlo. Así que en vez de esforzarse por olvidar, piense en sus futuros hijos y en la clase de madre que quiere ser algún día. Piense en cómo ha de amar a cada uno de esos hijos y en cómo ha de disciplinarlos. ¿Cuáles son sus sueños para ellos? ¿Qué nombre les va a poner? Imagínese lo maravilloso que será tenerlos en sus brazos.
»Mientras tanto, no vuelva a cometer los mismos errores. Resuelva que no va a tener relaciones sexuales con ningún otro hombre sino hasta después de casarse con él. Esa es la mejor manera de planear una vida feliz para usted y para sus futuros hijos.»

jueves, 5 de mayo de 2016

DEBE SER MUY DIFÍCIL Y MUY TRISTE SENTIR UN VACÍO EN EL CORAZÓN. NO AL ABORTO.

DEBE SER MUY DIFÍCIL Y MUY TRISTE SENTIR UN VACÍO EN EL CORAZÓN.
PERO EL SEÑOR JESUCRISTO LLENA TODO ESE VACÍO Y DA PERDÓN TOTAL Y NOS DA UNA PAZ QUE SOBRE PASA TODO ENTENDIMIENTO.
«UN INMENSO VACÍO EN EL CORAZÓN»
Por Carlos Rey.
«A los trece años me rebelé y me alejé de Dios. Cometí muchos pecados. Uno de ellos fue traer una niña al mundo, y otro, cometer un aborto. Hoy estoy arrepentida, pero ya es tarde.... Estuve mal. Tenía intenciones de suicidarme, pero mi hija me da fuerzas....
»Tengo el anhelo de ir a una iglesia para escuchar un mensaje de Dios. ¿Usted cree que Él todavía puede perdonarme? ¿Qué puedo hacer? ¡Me siento perdida en este mundo y con un inmenso vacío en el corazón!»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimada amiga:
»Es cierto que ha pecado contra Dios y contra sí misma. Sin embargo, no es usted la única que lo ha hecho. El apóstol Pablo enseñó que cada uno de nosotros ha pecado, y que todos merecemos el castigo eterno.1 Así que nada de lo que usted es culpable la hace diferente de los demás.
»Hay sólo dos grupos de personas. Los miembros del primer grupo son los pecadores. Los que pertenecen al segundo grupo también son pecadores, pero sus pecados han sido perdonados y por lo tanto ya no tendrán que recibir el castigo eterno que merecen. Jesucristo murió en la cruz para llevar el castigo de todos nosotros, pero cada uno tiene que estar de veras arrepentido y debe pedirle a Dios que le perdone por los méritos de Cristo, su Hijo.
»Muchos creen que hay un tercer grupo de personas. Están convencidos de que este grupo está formado por los pecadores que son muy malos, y que Dios está irremediablemente enojado con ellos. Pero esto no es lo que enseña la Biblia. Santiago, que es el autor de una de las cartas en el Nuevo Testamento de la Biblia, escribió: «El que cumple con toda la ley pero falla en un solo punto ya es culpable de haberla quebrantado toda.»2.
»De modo que la respuesta es que sí, Dios todavía puede perdonarla. Mucho más importante es que Él no sólo puede sino que desea perdonarla y darle la ayuda, la fuerza y la sabiduría que necesita. Y usted se dará cuenta de que, cuando ora y obedece las enseñanzas de la Biblia, puede evitar las consecuencias del pecado en el futuro.
»Sus pecados sí tienen consecuencias en este mundo.... Es probable que usted nunca deje de llorar la muerte de la criatura que abortó. Esa es una consecuencia de lo que usted hizo. Pero una vez que le haya pedido a Dios que la perdone por ese pecado, ya no tendrá que sentirse culpable. Cuando Dios quita el pecado, ¡lo borra por completo! De modo que uno tiene la oportunidad de comenzar de nuevo. Sólo asegúrese de seguir las leyes y los principios de Dios a fin de que pueda vivir con su paz divina en el corazón en lugar del vacío que ahora siente.»

1                   Ro 3:23. por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
2                   Ro 6:23. Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
 3. Stg 2:10. Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.
EXISTEN OTRAS PROMESAS QUE JESUCRISTO DEJÓ:
1ª Juan 1: 7- 10. Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
1:8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
1:10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
1ª Juan 2: 12. Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre.

2ª Corintios 5: 17. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

jueves, 24 de diciembre de 2015

LO TERRIBLE DEL PECADO QUE DEJA CULPA Y REMORDIMIENTO. CONFESAR A JESUCRISTO SU PECADO ES LA SALIDA.

LO TERRIBLE DEL PECADO QUE DEJA CULPA Y REMORDIMIENTO.
CONFESAR A JESUCRISTO SU PECADO ES LA SALIDA.
EL PECADO DEL  ABORTO ES TERRIBLE.
REMORDIMIENTO, ANSIEDAD Y ANGUSTIA
Por Carlos Rey.
«Tuve relaciones prohibidas con un hombre casado de las que salí embarazada, y aborté porque no quise que mi familia se enterara. Eso me tiene hasta hoy en día con remordimiento.... Tengo un cargo de conciencia, y estoy pasando por un cuadro de angustia y ansiedad.... Quiero que me ayude, ya que tengo una pequeña de diez años a quien estoy perjudicando con mi estado de ansiedad y angustia.»
»La felicitamos por pensar en el bienestar de su hija aun durante la prueba difícil por la que usted está pasando. Comprendió muy tarde que el aborto no era una buena opción, y en el proceso perdió a ese hijo para siempre. Sin embargo, le queda la oportunidad de mejorar las cosas para la hija que aún tiene.
»Muchas mujeres sufren de un remordimiento terrible luego de haberse practicado un aborto. Lloran esa pérdida por años, pero el remordimiento es hasta peor que la pena que sienten. Por supuesto, les remuerde la conciencia, tal como le ha remordido la suya. Ellas saben, al igual que usted, que sus hijos pudieron haber vivido, y en lugar de eso aquellos bebitos jamás tendrán la oportunidad de tomar un solo aliento.
»Aunque nunca dejara usted de sentir el dolor de esa pérdida, Dios está dispuesto a perdonarla debido a que su Hijo Jesucristo murió en la cruz a fin de llevar el castigo por todo el pecado suyo (como también el mío). Sin embargo, eso no es algo automático. Usted debe pedirle perdón a Dios en oración, con arrepentimiento sincero. Cuando lo haga, Dios verá su corazón y la perdonará. Juan el apóstol lo expresó de este modo: “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.”1.
»Nos es difícil comprender que Dios esté dispuesto a perdonarnos aun cuando nuestro pecado parece ser demasiado terrible para alcanzar su gracia. Pero a los ojos de Dios, todo pecado nos separa de Él, así que el pecado suyo no la separa a usted de Él más que ningún otro pecado....
»El trauma después del aborto, al igual que otros traumas emocionales y físicos, puede afectar de manera negativa a nuestros hijos si no tenemos mucho cuidado. Le recomendamos que busque un grupo de apoyo para quienes sufren de la pérdida de un ser querido. El tener un lugar donde hablar sin temor acerca de lo que está sintiendo le ayudará a poner a un lado esos sentimientos cuando está interactuando con su hija.
»Asegúrese de no agobiar a su hija con el peso de su ansiedad y tristeza.... Usted cometió un grave error con un hijo, pero eso ya no tiene remedio. Esfuércese más bien al máximo para darle lo mejor de sí misma a la hija que tiene.»
1         1Jn 1:9.


sábado, 6 de junio de 2015

LA AMENAZA DE ABORTO TAMBIÉN TRAE CONSECUENCIAS.

UN ODIO Y RESENTIMIENTO QUE DURA TODA LA VIDA.
«Fui abandonado por mi madre cuando tenía dieciocho meses. Me crié en casa de mi abuela paterna, y fui maltratado física y sicológicamente.... Mi madre... volvió cuando yo tenía doce años, y la conocí, pero su trato siempre fue déspota conmigo. Hace dos años me dijo que ella siempre había querido abortar me, pero que nunca pudo. Eso me ha destruido....
»Tengo una familia hermosa, esposa excelente y tres hijos.... Tengo todo para ser [feliz], pero mi pasado no me deja en paz.... ¡Ayúdeme, por favor! Tengo cuarenta y cinco años, y no conozco la felicidad.»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimado amigo:
«... Lo felicitamos por su hermosa familia. Es obvio que usted ha encontrado una esposa que comprende su pasado y que lo apoya emocionalmente en la actualidad. ¡Qué regalo tan maravilloso! Sin embargo, a pesar de sus bendiciones actuales, el pasado se interpuso cruelmente con información hiriente de parte de su mamá. Esa información ahora amenaza con perjudicar su presente, tal como ya perjudicó su pasado.
»Quiero sugerirle tres maneras en las que puede ayudarse a sí mismo ahora. La primera es que se desahogue contándole a Dios en oración todo lo que siente en el corazón. Dígale lo desesperado y decepcionado que se siente. Él es el Padre que ha querido acompañarlo en su dolor desde el principio. Es el Padre que lo amó tanto, antes de que usted hubiera nacido, que dispuso la manera en que usted pudiera llegar a ser su hijo por la eternidad. Si acepta a su Hijo Jesucristo como su Salvador, y le pide que perdone sus pecados, se sentirá acogido en una familia mucho mejor que la que jamás pudiera haber soñado. Dios, su Padre celestial, lo abrazará con sus fuertes brazos y lo hará sentir que lo ama de verdad.
»En segundo lugar, le sugiero que le diga a su médico acerca de la dificultad que tiene para superar esa información negativa que se ha apoderado de sus pensamientos. Bien pudiera ser que todo el trauma en su vida haya causado cambios químicos sutiles en los centros de información de su cerebro, y que le convendría recibir medicamentos que estabilizaran esas sustancias químicas.
»Por último, ¡lo reto a que se defienda! ¿Cómo puede hacer para defenderse cuando ya es adulto y no puede volver a su niñez? Usted tiene a tres personas que viven ahí mismo en su hogar que todavía son niños. Tiene entonces la oportunidad de mostrarles amor y aprecio del modo en que usted no los recibió. Puede abrazarlos, pasar tiempo con ellos, y mostrar interés en sus clases y sus actividades. Cuando tenga esos pensamientos negativos y se sienta desesperado, puede optar por ponerse firme e influir positivamente en la vida de ellos. Comprométase a hacer lo posible para que, en todos los sentidos, su hogar y el ambiente en que se mueven ellos sean diferentes del hogar de su niñez y de su propia experiencia. Cada vez que vuelva a sentirse abrumado por esos sentimientos oscuros, póngase firme y haga algo positivo en beneficio de sus hijos. Niéguese a permanecer impasible y a pensar de un modo negativo. Aproveche más bien esa energía para hacer algo bueno. A medida que eso se convierta en un hábito, usted poco a poco logrará vencer el pasado y esperar un futuro brillante.»


«ELLA SIEMPRE HABÍA QUERIDO ABORTAR ME»
Por Carlos Rey.

martes, 19 de mayo de 2015

EL DRAMA DE MARÍA ES EL DRAMA DE MILES DE JÓVENES HOY. DIOS PUEDE AYUDARTE.

EL DRAMA DE MARÍA
por el Hermano Pablo

María era una bella niña de dieciséis años de edad que vivía en una de las grandes ciudades de América Latina. Una tarde ella regresó de la escuela a su casa con una honda pena. Sus padres habían salido, pero eso le era un alivio, porque la preocupación que María traía era un embarazo. A esa temprana edad María estaba embarazada y no sabía qué hacer.
Angustiada hasta más no poder, tomó una resolución drástica. Con un alambre retorcido, ella misma se hizo un aborto. Pero sufrió una fuerte hemorragia y tuvo que internarse en el hospital.
¿Qué es esto? Es el drama de cientos de miles de muchachas que como María, en plena edad juvenil —en la edad de los estudios, de los amigos y de los primeros bailes— tienen un tropiezo. Y como la naturaleza no perdona, ese tropiezo se convierte en un embarazo no deseado. Ahí comienza el drama.
¿Cómo detener esa marea creciente de embarazos juveniles? ¿Cómo curar las profundas heridas que produce? ¿Cómo ser un orientador para las jóvenes que enfrentan, todos los días, la insistencia de muchachos que no saben lo que hacen, o las inclinaciones naturales que esas jóvenes no comprenden?
Se ofrecen muchas soluciones, pero ninguna de ellas es, de veras, una solución eficaz. Todas tratan el síntoma y no la causa.
La raíz de esta tragedia es una combinación del despertar de apetitos naturales, y una sociedad dada a la inmoralidad desenfrenada que los padres les pasan a los hijos. Esto explica la degradación de nuestra sociedad.
Si hacemos caso omiso de Dios, no podemos menos que sufrir las consecuencias, y éstas producen desprecio por todo lo moral y lo puro. Por un lado somos víctimas de inclinaciones pecaminosas heredadas de la caída de nuestros primeros padres, y por el otro tenemos la flojera moral de nuestra sociedad, que ofrece un ambiente propicio para vivir en el pecado. Con razón nos estamos hundiendo.
¿Cuál es la solución? Dios. Dios en el corazón. Dios en la vida. Dios en la familia. Dios en la sociedad. El día en que toda la raza humana obedezca los mandamientos morales de Dios, habrá paz en este mundo.
¿Cómo llegamos a conocer a Dios? Por medio de su Hijo Jesucristo. Sólo tenemos que abrirle nuestro corazón y darle entrada. «Mira que estoy a la puerta y llamo —dice el Señor—. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo» (Apocalipsis 3:20). Esa es la única solución.